Edición 101 :: El flujo editorial

Por Daniel Zúñiga-Rivera


Orden. Esa palabra que casi da miedo. Si de teorías se trata, yo siempre he creído que el orden natural de las cosas es el caos. Pero por otro lado, también creo que la lectura del caos no es apropiada para determinadas disciplinas. La edición, por ejemplo.

¿Y cuál es este orden en el proceso de edición? Generalmente, creo que hay un consenso respecto a algunos pasos a seguir. Sabemos, por ejemplo, que debe haber un proceso de lectura y edición previamente al diseño del libro. O que debemos encontrar un sistema de manejo para cada etapa editorial. En ese sentido, creo que la cantidad de pasos en un proceso de edición depende en mayor medida de la editorial, el editor y el libro, ya que no todos los proyectos están orientados hacia el mismo objetivo. Ahora bien, para los fines pertinentes, quiero compartir con ustedes la división que utilizamos al interior de la editorial. Vuelvo a recordar que a estos pasos se les pueden sumar o restar otros según un proyecto lo requiera.

El flujo editorial

Bien, helo aquí, nuestro amado flujo editorial:

Podemos ver algunas cosas con claridad. Cada una de estas áreas forma un lado de un pentágono regular. Eso supone que tienen una proporción equitativa en cuanto a la necesidad de que funcionen correctamente. En la realidad este pentágono no es tan regular, desde luego. Algunos proyectos necesitan ceder algún lado del pentágono para dar preferencia a otro, ya sea por temas de presupuesto, tiempo, etc. Definimos brevemente estos procesos como:

1. Edición: El manuscrito pasa de su forma original a su versión final.

2. Diseño: Un texto se vuelca sobre una maqueta de diagramación y asume su forma digital para lo que será luego el libro impreso.

3. Prensa: El libro pasa a pre-prensa, impresión y encuadernación. El libro finalmente adquiere forma material, industrial y comercial.

4. Distribución: El libro es colocado en los puntos de venta para que el público pueda acceder a él.

5. Publicidad: El libro es difundido a través de diferentes tipos de campañas para darlo a conocer a un mercado objetivo.

En cuanto a las disciplinas que acompañan a cada etapa del flujo editorial, se trata, desde luego, del área principal de la cual emergen los conocimientos y habilidades necesarias para ese proceso.

Ampliaremos más estas definiciones (y analizaremos con más detenimiento cada aspecto de las mismas) en nuestros próximos artículos. Pero por ahora, creo que tenemos suficiente para avanzar hacia algo más complejo. Solo cabe añadir, creo, que existen también algunos factores intermedios que inciden en gran medida en el resultado, como la tramitación legal y la pre-prensa. Sin embargo, ya que estos son requisitos que se anexan de una u otra manera a los otros procesos, creo que podemos estudiarlos dentro de estos y pasar, como decía, a un ansiado siguiente.

La cadena productiva

Vaya que nos gustan los diagramas. Tenemos entonces un flujo editorial construido con nuestros procesos de edición generales. Bien. Sin embargo, hay algo al interior de ese pentágono que debe orientarnos también. Los procesos son solo espacios vacíos donde tomar decisiones y realizar acciones. Cada uno de estos procesos requiere de esas dos condiciones para ser ejecutado con éxito, y, sin embargo, los índices que determinan si ese éxito fue alcanzado son sumamente sujetivos. Así, pues, cabe añadir una dimensión más: los objetivos conjuntos del flujo editorial, que deben dar como resultado un proceso óptimo.

Veamos:


Podemos entonces definir esos objetivos de la siguiente manera:

Expresar una idea, concepto o voz a través de un producto editorial.

Crear un objeto material capaz de ser comercializado y que posea valor simbólico obtenido mediante una idea, concepto o voz que se busca expresar.

Organizar un sistema adecuado de calidad, tiempo y lugar para posicionar correctamente el producto editorial.

Colocar en los puntos estratégicos el producto de manera que sea fácilmente accesible a su público objetivo.

Difundir mediante diferentes medios y campañas publicitarias la existencia y las cualidades del producto editorial, de manera que el público objetivo sepa de su existencia y acuda a los puntos de venta determinados por la editorial.

Subprocesos

A partir de aquí, tendremos algunas largas semanas por delante, donde analizaremos cada uno de estos procesos detalladamente. Veremos, al interior de cada uno de ellos, los subprocesos que son necesarios para que cada eslabón de nuestra cadena productiva rinda resultados óptimos y, desde luego, volveremos luego a este primer análisis para comprender qué clase de falencias, problemas o dificultades podemos encontrar si este proceso empieza a verse afectado por cualquiera de los lados del pentágono.

Hasta entonces, buenas noches y salud con todos.

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